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¿Quién le diría a una desconocida joven cantante de Granada que paralizaría a más de doce millones de personas con su actuación en el Festival de Eurovisión? Y es que, la actuación de Rosa López en Tallín, su interpretación del Europe’s living a celebration arropada por sus compañeros de academia – Gisela, David Bustamante, Chenoa, David Bisbal y Geno – y su nerviosismo durante las votaciones no es algo que fácilmente haya sido olvidado por los españoles.
Hoy, 25 de mayo, se cumplen veinte años de la actuación de Rosa López en Eurovisión, y es por ello que vamos a recordarla a través de este reportaje especial.
La elección de Europe’s living a celebration: una esperanza para España
La elección de la canción y de la representante de España y Radio Televisión Española de aquel año se realizó a través de Operación Triunfo, un programa que supuso toda una revolución social y mediática en el año 2002. 16 concursantes formaron parte de este show en el que Rosa López consiguió ganarse el calor y cariño de todo l público con su simpatía y naturalidad ante los medios (aunque cabe decir que la naturalidad era algo que estaba presente en todos los concursantes).
La elección de la opción española para Tallín se llevó cabo a través de tres galas. En la primera gala, que tuvo lugar el 25 de febrero, David Bustamante, David Bisbal y Rosa López se enfrentaban entre ellos con tres canciones cada uno. Entre los temas se encontraban autores como José Abraham, Isaac Luque, los hermanos Ten, Ander Pérez, Jordi Cubino, David Santiesteban o David deMaría. Esta primera gala sirvió para reducir los temas candidatos, eliminando uno de cada artista.
El 4 de marzo de 2002, los seis temas finalistas fueron interpretados por sus interpretes, y se eligieron los tres temas definitivos para la gran final. El 11 de marzo, se decidió por un 49,9 % de los votos que Europe’s living a celebration sería el tema que representaría a España en Eurovisión en la voz de Rosa López, siendo ésta la primera concursante de OT que representaría a nuestro país.
Eurovisión: un séptimo puesto de sabor agridulce
Aunque el festival se celebró un día 25 de mayo, como es habitual, la delegación española llegó días antes para poder asistir a los ensayos, ruedas de prensa, etc. La delegación española, con Rosa como representación, llegó a Tallín el 19 de mayo, y tan solo un día después, los chicos de OT fueron recibidos por por el alcalde de la ciudad. Ese mismo día, el día 20 de mayo, los chicos se subieron al escenario para realizar el primer ensayo de la cantante en el Saku Suurhall, el recinto que albergaba el festival.
Sin embargo, el primer ensayo de Rosa provocó nervios, incertidumbres, dudas y lágrimas en la cantante puesto que el agotamiento que vivió no le permitía alcanzar el tono óptimo de voz, y la propia cantante reconocía: «Necesito descanasar la voz después del pedazo de gira». Eso sí, durante la rueda de prensa la cantante afirmó: ««, haciendo referencia a la cantidad de tiempo que le dedicarían a los ensayos.
El 22 de mayo, la cantante volvía a pisar el escenario del recinto junto a sus compañeros para llevar a cabo ese segundo ensayo, demostrando entonces más seguridad que en el primero. «El ensayo de hoy ha ido muy bien, estoy muy satisfecha. Aitäh», reconocía la cantante durante una nueva rueda de prensa ante los medios. Este mismo día, los chicos asistieron a la fiesta organizada por los ingleses en el Club Hollywood de Tallín, donde se reunió con Corinna May, la representante alemana, y con Jessica Garlick, la representante inglesa. Fue, en esta fiesta, cuando se produjo uno de los grandes momentos de Rosa en Eurovisión, al menos de los más hablados, el encuentro con los chipriotas. Y es que pocos después de su llegada a la fiesta, en torno a las 9 de la noche según la prensa, Rosa pudo saludar. y charlar con Constantinos Christoforous, el vocalista del grupo ONE.
El 25 de mayo, tres días más tarde, Rosa se subió sobre el escenario y nos regaló esa actuación tan recordada por los españoles. Bélgica, Francia y Suiza otorgaron su máxima puntuación a España, que junto a la otorgada por el resto de países (once países de veintitrés fueros los que votaron por España) elevaron la candidatura de Rosa hasta la séptima posición con 81 puntos. Sin embargo, esta sensación tuvo un sabor agridulce, porque la prensa española y España en general soñó con el triunfo, soñó con que Rosa de España se traería el trofeo a casa, y ese magnífico puesto, debido a los deseos anhelados, tuvo un sabor agridulce.
Rosa enamoró a España y consiguió que un total de 12,7 millones de espectadores vieran el Festival de Eurovisión 2002, marcando una cuota de pantalla del 80%. Se trata de una audiencia del Festival en España que nadie ha superado y que constituye la segunda emisión no deportiva más vista de la historia de la televisión en España.